la verba salvaje

de Otto Wald

vuelvo a volver

después del apocalipsis

no mas risas
ni dolores
no mas misas
ni sabores
no mas tequieros
ni resentidos
no mas misterios
ni fallecidos

no mas escuelas
ni repelente
no mas teatro
ni pasta al dente
no mas polenta
ni poesía
no mas canciones
ni policía

no mas estigmas
ni prejuicios
no mas canciones
ni mas vicios
no mas feos
ni mas guapas
ni creyentes
ni mata ratas

no mas ateos
no mas ravioles
no mas enojos
ni fumadores
no mas dioses
ni camionetas
no mas buzones
ni marionetas

no mas persianas
ni pensamiento
no mas derroche
no mas lamentos
no mas botones
ni mas remeras
no mas placeres
ni heladeras

no mas enfermos
no mas hambre
no mas maldad
ni calambres
no mas fiesta
no mas protestas
no mas turrones
ni mas siestas

no mas rateros
ni sordos
no mas cagones
ni gordos
no mas rugbiers
no mas soldados
no mas artistas
ni suicidados

no mas amores
ni hipotecas
no mas pesares
ni karatecas
no mas violencia
ni campeonatos
no mas caricias
ni asesinatos

no mas marxistas
ni cocineros
no mas debates
ni mas raperos
no mas pelotas
ni escarbadientes
no mas princesas
ni presidentes

parece mucho
pero no es nada
solo un suspiro
que no se exhala
el universo
es pura calma
aspira un grito
vuelan las almas
solo una mas
solo una menos
la vida sigue
en otro extremo

lo mas pequeño
se hizo importante
y el rey supremo

insignificante