mente nublada
que sin saberlo
añora la tibieza
el rayo de sol
mensajero espía
del encierro esclavo
ayer ignorados
solo dos metros
hoy un tesoro
se abre la puerta
un muro de árboles
colorea soledades
el aire se bebe
los ojos se estiran
el alma se ensancha
hojas amarillas
pintan el suelo
caminan fantasmas
tan silencioso
se escapa el tiempo
por la calle vacía
oscurece la tarde
persiste la ausencia
un altar balcón
enorme fortuna
propietario del aire
en el encierro otoñal
humos y copas
pintan la noche
del cielo indiferente