la verba salvaje

de Otto Wald

vuelvo a volver

el tiempo en el balcón

mente nublada
que sin saberlo
añora la tibieza

el rayo de sol
mensajero espía
del encierro esclavo

ayer ignorados
solo dos metros
hoy un tesoro

se abre la puerta
un muro de árboles
colorea soledades

el aire se bebe
los ojos se estiran
el alma se ensancha

hojas amarillas
pintan el suelo
caminan fantasmas

tan silencioso
se escapa el tiempo
por la calle vacía

oscurece la tarde
persiste la ausencia
un altar balcón

enorme fortuna
propietario del aire
en el encierro otoñal

humos y copas
pintan la noche
del cielo indiferente